miércoles, 2 de septiembre de 2009

Curso 2009-2010. Historia de la Filosofía. 1ª entrega:los presocráticos, Platón y Aristóteles.

Notas sobre los primeros filósofos: los presocráticos.




Los primeros filósofos reciben el nombre de presocráticos y buscan responder a los mismos interrogantes planteados por el mito . El mito no es narración fantástica sino palabra que revela al hombre en qué consiste el Universo (entendido como totalidad de las cosas) y cómo ha de comportarse para poder vivir en él. Para el Mito, el Universo está constituido por fuerzas divinas. El hombre ha de hacerse un lugar entre ellas y el medio necesario para conseguirlo es el sacrificio. Mediante el sacrificio, los hombres conquistan el favor de los dioses y con ello la posibilidad de vivir.



Los primeros filósofos responderán también a estas cuestiones. El Universo como totalidad de las cosas consiste más bien en uno o varios elementos de naturaleza física, como agua, aire, tierra, fuego, número, o átomo. Esos elementos constituyen la realidad mediante leyes que el ser humano puede descubrir. Esas leyes son necesarias y no se fundamentan en ninguna voluntad arbitraria con la que haya que pactar. Su conocimiento es lo que permite al hombre vivir y construir un lugar propio en el Universo.



La clasificación de los presocráticos es difícil porque sólo tenemos fragmentos de sus obras habitualmente citadas por autores posteriores. Un modo de clasificar los fragmentos es por escuelas. De este modo tenemos la siguiente clasificación:







Escuela de Mileto:

Tales (624-546 a.C. aprox.)

Anaximandro (610-546 a.C.)

Anaxímenes (586-525 a.C.)

-----------------

Escuela Pitagórica



Pitágoras (571-496 a.C. aprox)

-----------------

Heráclito de Éfeso (VI-V a.C.)

-----------------

Escuela de Elea Parménides de Elea (VI-V a.C.)

Zenón de Elea (VI-V a.C.)

-----------------

Escuela pluralista

Empédocles (492-432 a.C. aprox.)

Anaxágoras (499-453 a.C. aprox.)

-----------------

Escuela atomista

Demócrito (470-370 a.C.)

----------------

El nombre de presocráticos es inexacto porque algunos de ellos fueron contemporáneos de Sócrates. Sócrates por su parte no está interesado por temas cosmológicos sino éticos y políticos. Pero eso nos lleva al tema dedicado a uno de sus discípulos: Platón.

---------------------------------------------------------------



















Platón



Índice:

1. Vida y obra.

2. Tema central del autor.

3. Desarrollo de las líneas principales del pensamiento de Platón.

3.1. La Teoría de las ideas.

3.1.1. Los sofistas y Sócrates.

3.1.2. En qué consiste la Teoría de las Ideas.

3.2. Educación, conocimiento y reminiscencia.

3.3. El Estado justo y la armonía del alma.

3.3.1. La ciudad y las 3 clases sociales.

3.3.2. El individuo y las tres partes del alma.

3.3.3. Dos principios del pensamiento platónico.

3.3.4. La justicia en el estado y en el individuo.

3.3.5. La realización del Estado ideal.



Platón.



1. Vida y obra.

Platón nació en Atenas el 428 a. C. en el seno de una familia noble. Desde muy joven tuvo un gran interés por la política. Con la llegada al poder del régimen de los treinta tiranos (dos de cuyos miembros era tíos suyos) fue invitado a participar en el gobierno, pero rechaza la oferta al darse cuenta de su manera corrupta de actuar. Con la restauración de la democracia confió en una mejora de la polis. Pero entonces tuvo lugar la condena de su maestro, Sócrates. A partir de ahí, Platón se dedicará a teorizar sobre el modelo justo de sociedad. Viajará en tres ocasiones a Siracusa con la intención de poner en práctica un modelo diseñado por él mismo. Pero en todos estos intentos fracasará. Entretanto, funda la Academia, lugar donde se estudia filosofía, matemáticas y astronomía. Muere en el 347 a.C. a los 81 años de edad.



Sus obras, la mayoría en forma de diálogo, suelen dividirse en cuatro períodos:

-Período de juventud. Se expone el pensamiento de su maestro Sócrates. Destacan la Apología (sobre la defensa de Sócrates ante el Consejo de los quinientos que le condena a morir) y el Critón (relata las conversaciones que Sócrates mantiene en la cárcel con unos amigos que le proponen un plan para fugarse).

-Periodo de transición. Desarrollan temas políticos y el enfrentamiento de Sócrates con los sofistas en diálogos como el Cratilo, sobre la naturaleza del lenguaje y el Menón, sobre la enseñanza de la virtud y la teoría de la reminiscencia.

-Período de madurez. Son diálogos donde la Teoría de las ideas orienta el resto de las reflexiones. Destacan el Banquete (sobre el amor y la belleza), el Fedón (sobre la inmortalidad del alma) y la República (en la que se presentan la teoría de las ideas y el proyecto político platónico).

-Últimos diálogos. Revisión crítica de todo su pensamiento. Destacan diálogos como el Parménides (autocrítica de la teoría de las ideas) o el Sofista (sobre la relación entre filosofía y política).



2. Tema central del autor.



El tema central de la obra de Platón, es un proyecto político: construir un Estado ideal basado en la Justicia y gobernado por hombres sabios.



Platón buscará un fundamento para su proyecto y lo encontrará en la Teoría de las ideas. El medio para lograrlo será la educación. El Estado justo se caracterizará por el equilibrio de sus clases sociales y por la armonía entre las partes del alma de sus ciudadanos. Esta armonía se conseguirá cuando cada parte (de la sociedad y del alma) cumplan con su función, siendo ésta la definición de Justicia para el autor.



3. Desarrollo de las líneas principales del pensamiento de Platón.



3.1. La Teoría de las ideas.



3.1.1. Los sofistas y Sócrates.



La teoría platónica de las Ideas tiene una intención práctica, moral y política: poder definir conceptos generales como justicia, bondad, virtud o belleza para poder construir una sociedad que las haga posibles. Esta intención se enfrentará al pensamiento de los sofistas y continuará el de Sócrates. Pero ¿quienes fueron los sofistas y Sócrates?



Los sofistas se presentarán, en la Atenas del siglo V a. C. como maestros capaces de enseñar, a quien pueda pagarles, una amplia cultura general y un conjunto de técnicas y recursos para hablar bien, argumentar, persuadir y convencer, asegurándose así el éxito en las asambleas donde se toman las decisiones políticas.

Para los sofistas no hay criterios objetivos capaces de juzgar las ideas, normas y creencias de una cultura (relativismo cultural). Lo bueno, lo bello, lo justo es lo que cada cultura considera como tal. Protágoras, por ejemplo, afirmará que el hombre es medida de todas las cosas. Las cosas son, por tanto, tal como se nos aparecen y en consecuencia todas las opiniones son igualmente verdaderas.



Uno de los mayores adversarios de los sofistas será un ciudadano ateniense llamado Sócrates (469-399). A diferencia de los sofistas Sócrates no cobra a sus discípulos y afirma su ignorancia (“sólo sé que no sé nada”). Rechazará la idea de que toda opinión es igualmente verdadera. De ser así, la justicia sería algo convencional (definida por acuerdo) quedando sometida a lo que una asamblea decida arbitrariamente, sin una adecuada justificación. Por tanto según Sócrates debemos buscar definiciones de las cosas más allá de nuestras opiniones sobre ellas. Para ello utilizará un método: el diálogo. El diálogo socrático tendrá dos partes: 1) la ironía, o el arte de hacer preguntas que obliguen al interlocutor a descubrir su ignorancia sobre lo que se discute; 2) la mayéutica, o el arte de hacer preguntas que permitan al interlocutor alcanzar una verdad por sí mismo gracias a la mediación del otro.



Para Sócrates la búsqueda de definiciones no tiene un sentido sólo teórico sino práctico porque sólo puede actuar bien aquel que conoce en qué consiste el bien. Sólo quien sabe obrar rectamente está en condiciones de obrar con rectitud. De esto se sigue que sólo por ignorancia se obra mal. Sócrates inicia así el intelectualismo moral, es decir, la afirmación de que basta conocer el bien para que se lo practique.



La búsqueda del conocimiento mediante el diálogo será una forma de vivir que Sócrates seguirá hasta sus últimas consecuencias. En el año 399 a. C. es acusado de impiedad (no honrar a los dioses de la ciudad) y de introducir en las mentes de los jóvenes dioses extraños. Rehúsa huir y es condenado a morir bebiendo cicuta.



Platón, discípulo de Sócrates, escribirá su obra en forma de diálogos en las que Sócrates es el protagonista. A través de ellos elaborará su pensamiento.



3.1.2. En qué consiste la Teoría de las Ideas.



La teoría de las ideas de Platón sigue el objetivo socrático de alcanzar definiciones generales y tomará como modelo a las matemáticas. Así como las figuras matemáticas (el cuadrado, el triángulo) son realidades con propiedades universales y necesarias independientes de los matemáticos que las investigan, lo mismo ha de suceder con conceptos como la virtud, la justicia o la belleza. Pero Platón añadirá a la búsqueda socrática lo siguiente: las definiciones generales tienen como referente realidades objetivas (independientes del que las busca) a las que denomina “eidos”, “algo que se ve”, esto es, son ideas. Las ideas poseen las siguientes características:



-no se conocen a simple vista, sino gracias a nuestra capacidad de argumentar y razonar. Por ello no son realidades sensibles (captables por los sentidos) sino inteligibles (captables por nuestra inteligencia o razón).



-las ideas están presentes en las cosas pero no coinciden con ellas. ¿Por que?



Esta persona que ahora veo es bella porque en ella aparece de algún modo la belleza. Pero no fue siempre bella y no lo será para siempre. Es cambiante y se transforma, empieza a ser y deja de ser. Por su parte, la idea de belleza no empieza ni termina de ser idea de belleza (como la de círculo o cuadrado). Es propiamente lo que es, sin cambio, nacimiento o muerte. La primera está sometida al tiempo, la segunda no. De ahí la distinción entre idea y cosa. Platón la expresa mitológicamente afirmando la existencia de dos mundos, el mundo sensible de lo que nace y muere y el mundo inteligible de las Ideas eternas. Sin embargo esos dos mundos están en relación.



-las cosas se relacionan con las ideas mediante participación, imitación o copia. Decimos de una persona que es o no bella o justa en la medida en que participa de la idea de belleza o justicia.



-las ideas son paradigma o modelo normativo de las cosas. No describen como son, sino como deben ser. De las cosas solo podemos alcanzar un conocimiento imperfecto (opinión). De las ideas podemos obtener verdadero conocimiento (ciencia, saber).



-las ideas están jerarquizadas y ordenadas. La idea suprema es aquella que define lo común a toda idea, es decir, ser propiamente lo que se es, por ello la idea suprema recibe el nombre de "bien". A ella se subordinan el resto de las ideas, como las morales (justicia o virtud), o las estéticas.



3.2. Educación, conocimiento y reminiscencia.



Según Platón, el medio para crear un Estado basado en la justicia es la educación de los ciudadanos. Ahora bien, el proceso educativo supone que es posible enseñar, aprender y conocer. Sin embargo esa suposición ha sido cuestionada por los sofistas con el siguiente argumento: uno no puede aprender ni lo que sabe ni lo que no sabe. Lo que sabe porque ya lo sabe. Lo que no sabe porque ni siquiera puede reconocerlo para ponerse en camino hacia su conocimiento, por tanto: ¿cómo buscar lo que no se sabe si se desconoce (este argumento aparece en el diálogo "Menón")? La respuesta de Platón a este problema (¿es posible aprender y conocer?) se resume en tres puntos:



-conocer es recordar. En el diálogo "Menón" un esclavo sin formación es capaz, mediante preguntas de Sócrates, de realizar una demostración matemática. ¿Cómo es posible si jamás recibió educación? Es posible porque el alma del hombre ha habitado entre las ideas y las ha conocido antes de nacer. Al nacer las olvida. El conocimiento sensible es ocasión para el recuerdo (anamnesis). La teoría según la cual conocer es recordar recibe el nombre de teoría de la reminiscencia.



-el cuerpo es cárcel del alma (dualismo antropológico). El hombre es para Platón, resultado de la unión de cuerpo y alma. Pero mientras el alma eterna nos permite conocer las ideas y participar de su mundo, el cuerpo que nace y perece es un estorbo al apartarnos de ellas con sus continuas exigencias, deseos y pasiones. Platón afirma también la doctrina pitagórica de la reencarnación según la cual nuestra alma inmortal vive sucesivas vidas para perfeccionarse.



-el diálogo como dialéctica. El conocimiento de las ideas no se logra por uno mismo sino por mediación del otro en el seno del diálogo. Este diálogo es una práctica rigurosa y recibe el nombre de dialéctica. El camino dialéctico del alma hacia la verdad es semejante a una línea dividida en cuatro partes. En la primera el alma sólo conoce imágenes y reflejos de las cosas. Su conocimiento recibe el nombre de imaginación. En la segunda se ocupa de las cosas sensibles. Su conocimiento es opinión o creencia. En la tercera el alma se ocupa de las formas matemáticas y podemos hablar de pensamiento. Pero las matemáticas usan conceptos cuyas definiciones no cuestiona (hipótesis) y por ello no es el conocimiento último. En la cuarta parte el alma asciende al conocimiento de las ideas y de la idea suprema (el Bien). El nivel de conocimiento alcanzado es la inteligencia o sabiduría. Pero el camino dialéctico no se detiene con el ascenso. El alma ha de descender desde el mundo inteligible (parte 3 y 4) al sensible (parte 1 y 2) para actuar en él desde el conocimiento pleno de las ideas. El alma debe descender porque el conocimiento del Bien es un saber no sólo teórico sino también práctico; al conocer el orden de las Ideas, el hombre sabio es el verdaderamente capacitado para plasmar ese orden en la sociedad, para ordenar la ciudad y el alma humana.



3.3. El Estado justo y la armonía del alma.



El proyecto político de Platón busca diseñar un Estado ideal basado en la justicia, tiene como fundamento la teoría de las Ideas y como medio principal la educación. Ahora bien, ¿en qué consiste el Estado justo?



Para responder a esta pregunta es necesario, según Platón, conocer la estructura tanto de los Estados como de sus ciudadanos (temas planteados en el diálogo “La República”). La razón de ello se encuentra en que en la cultura griega el ser humano no es pensado de forma aislada, sino como animal comunitario.



3.3.1. La ciudad y las 3 clases sociales.



Para analizar la estructura del Estado Sócrates propone en el diálogo citado construir idealmente una polis para encontrar los elementos que han de integrarla. No se trata de describir cómo es una ciudad, sino cómo debe ser.



La ciudad surge de la incapacidad de cada individuo para satisfacer por sí mismo sus necesidades. Por tanto son necesarias personas que atiendan a las necesidades elementales de la vida humana, como el alimento, la vivienda, el vestido. Esto da lugar a ciertos oficios y ocupaciones. El conjunto de personas que ejercen estos oficios forman la clase de los productores.



El desarrollo de la ciudad hace necesario el surgimiento de una nueva clase social dedicada a mantener la convivencia, la ampliación del territorio y la defensa de la ciudad frente a agresiones externas. Se necesita un ejército. Los miembros de este ejército, los guardianes, serán escogidos entre aquellos que posean fuerza, rapidez, valentía y habrán de ser entrenados cuidadosamente.



Las tareas de gobierno han de asignarse a un grupo específico de ciudadanos que serán los mejores de los guardianes, aquellos que destaquen por sus aptitudes dialécticas y el amor a su ciudad. Será la clase de los gobernantes.



De este modo queda configurada la ciudad en tres clases, según las funciones necesarias para su existencia. Los productores se ocupan de la economía, los guardianes de la defensa y los gobernantes del gobierno de la ciudad.



3.3.2. El individuo y las tres partes del alma.



Para analizar la estructura del alma Platón parte de un dualismo radical que contrapone el alma al cuerpo. Pero en el diálogo “La República” ese conflicto aparece trasladado al alma misma: es una parte del alma, la razón, la que se enfrenta a otra parte de ella, el apetito.



Esta concepción plural del alma se justifica por la experiencia de los conflictos internos. Por ejemplo, la misma persona durante una enfermedad quiere beber agua y no quiere beberla porque sabe que le perjudica. De esto se concluye provisionalmente que son dos partes del alma las que están en conflicto.



Pero Platón añade una tercera parte: el ánimo, que representa la decisión y el coraje. El motivo es también la experiencia interna: cuando hay conflicto entre el apetito y la razón, hay algo así como una fuerza interior que a veces decide a favor de la razón o se encoleriza cuando la razón cede al apetito. Por tanto tres son las partes del alma: razón, ánimo y apetito.



3.3.3. La justicia en el estado y en el individuo.



Una vez definidas las tres clases sociales, sus funciones y las tres partes del alma, hay que aclarar en qué consiste la justicia. Para ello Platón parte de las 4 virtudes tradicionales que, para la cultura griega, hacen buena a una ciudad: la prudencia, la valentía, la moderación y la justicia misma. Definiendo las tres primeras quedará aclarada la naturaleza de la última (la cultura griega entendía por virtud el desarrollo pleno de una capacidad del individuo).



Pues bien, la prudencia es un saber cuyo objeto es el bien general de la ciudad y su cuidado. Es el saber político. La prudencia, como saber general por tanto, corresponderá a la clase de los gobernantes. Cuando éstos sean prudentes la ciudad lo será.



La valentía es el conocimiento de lo que debe ser o no temido. Este conocimiento no ha de ser saber sino que basta con que sea opinión correcta. Será la virtud específica de los guardianes.



La moderación es una forma de autocontrol y armonía. Implica una diversidad de elementos que han de concordar entre sí. Al contrario que las anteriores, no es una virtud propia de una clase social, sino que se extiende a todas ellas.



¿Dónde reside entonces la justicia y cual es su naturaleza? La justicia tiene lugar con el cumplimiento por cada clase social de la función que le corresponde: que el gobernante gobierne con prudencia, el guardián defienda con valentía y los productores desarrollen ordenadamente la actividad económica.



En virtud de la relación entre el alma y el Estado, esta concepción de la justicia es también aplicable al individuo. A la razón le corresponde el gobierno prudente del alma. Al ánimo la valentía puesta al servicio de la razón. Al alma en su conjunto la moderación. La justicia consiste en que cada elemento del alma realice su función.



En resumen, el Estado justo será aquel en el que cada clase social y cada parte del alma cumplan su función correspondiente (principio de especialización funcional). Esto supone que para Platón la Justicia es una cualidad no sólo de los Estados sino también de los individuos y la razón de ello se encuentra en que el ser humano no es pensado como individuo aislado, sino como un ser comunitario.





3.3.4. La realización del Estado ideal.



Para Platón este modelo de sociedad propuesto ¿era o no realizable? Esta cuestión no tiene una única respuesta para los comentaristas. Algunos textos de Platón indican que se trata de un mero ideal cuya finalidad es servir de orientación para aquellos que quieren gobernarse a sí mismos. Atendiendo a su biografía cabe responder que lo consideraba realizable cuando escribió la República, pero no más tarde.


-----------------------------------------------------------












Arisóteles (348-322 a.C.).



Índice.



1. Biografía

2. Tema central de su pensamiento.

3. Sobre la naturaleza.

3.1. Materia y forma: hilemorfismo.

3.2. Movimiento, ser en potencia, ser en acto.

3.3. Teoría de las cuatro causas y primer motor.

4. La Ética.

5. La Política.



1. Biografía



Nace en Estagira, pequeña polis cerca de Macedonia. Pertenece a una familia de médicos. Es llevado a Atenas para terminar su educación, donde ingresa en la Academia de Platón.

En 343 se convierte en preceptor de Alejandro Magno. De vuelta a Atenas crea su propia escuela, el Liceo. La muerte de Alejandro y el sentimiento antimacedón en Atenas provocará que Aristóteles sea acusado de impiedad. Abandona Atenas para evitar la condena.

Su obra está compuesta por obras de divulgación, tratados sobre lógica, física, biología y filosofía. Los pensadores árabes, judíos y cristianos posteriores lo considerarán el Filósofo por excelencia.



2. Tema central de su pensamiento.



El tema central de su pensamiento es lograr el conocimiento de la Naturaleza (physis) entendida como un cosmos ordenado y del camino que el hombre debe seguir en ella para alcanzar su felicidad.



3. Sobre la Naturaleza.



31. Materia y forma: hilemorfismo.



Aristóteles retoma el interés de los presocráticos por la Naturaleza y busca aquello que permanece como substrato por debajo de todos sus cambios llamándolo sustancia, es decir, lo que existe por sí mismo. La Naturaleza entendida como un Cosmos ordenado está constituida por sustancias. La sustancia es el "esto" concreto: este hombre, esta mujer, esta planta, esta estrella. En las sustancias (hombre, mujer, planta o estrella) podemos distinguir dos aspectos inseparables: la materia y la forma.



La materia es aquello de lo que algo está hecho; la madera para la silla, la piedra para la estatua. La forma es aquello en lo que algo consiste, es decir, su definición o concepto, lo que es. En el caso del ser humano es ser "animal racional". Además, la forma es la finalidad que rige el desarrollo de los procesos naturales de las sustancias. En el ejemplo anterior, el crecimiento del niño está orientado hacia el desarrollo y perfeccionamiento de su racionalidad. En general, para Aristóteles los procesos naturales están presididos por una finalidad interna (la forma) que los dirige y orienta (concepción teleológica). El cumplimiento de esa finalidad lleva a todos los seres hacia su perfección. Por último, la forma es la idea platónica colocada no en un más allá de la realidad natural sino constituyendo las cosas mismas.



La teoría que distingue en las sustancias a la materia (hylé) y a la forma (morphé) se la denomina hilemorfismo.



3.2. Movimiento, ser en potencia, ser en acto.



La Naturaleza como Cosmos ordenado está compuesta por sustancias en las que distinguimos materia y forma, pero además están sometidas a toda suerte de cambios y transformaciones, es decir, a movimientos. El carácter cambiante y móvil de la Naturaleza es observable a nuestro alrededor y en nosotros mismos y ha de ser explicado. ¿En qué consiste?



Para responder a esta pregunta (en qué consiste el movimiento), Aristóteles nos propone distinguir dos modos de ser algo: ser en potencia y ser en acto.



Ser algo en potencia significa serlo como capacidad o posibilidad. Por ejemplo, un alumno posee la capacidad de aprender a hablar inglés aunque ahora no lo hable. Por tanto es hablante de inglés en potencia.



Ser algo en acto es serlo de manera efectiva y presente. El alumno, una vez ha aprendido y ha realizado esa posibilidad suya, puede mantener una conversación en inglés, hablando inglés en acto.



Pues bien, Aristóteles define el movimiento como paso de la potencia al acto. El movimiento así definido afecta a casi todas las sustancias y por esa razón la observación de la Naturaleza no nos muestra quietud y reposo, sino a cada sustancia buscando cumplir su fin propio, su propia perfección. Esa búsqueda constante es el Movimiento presente en toda la Naturaleza.



3.3. Teoría de las cuatro causas y primer motor.



Para Aristóteles, el conocimiento de una Naturaleza en constante cambio y transformación no se limita a advertir el hecho del movimiento, sino que ha de buscar sus causas. Ahora bien ¿qué es una causa? Aquello por lo que algo es lo que es. Esta definición ha de completarse con cuatro tipos de causa que pueden explicar los cambios en los procesos físicos:



-causa material. Esta causa responde a la pregunta ¿de qué esta hecho algo?

-causa formal. Esta causa responde a la pregunta ¿qué es algo, a qué tiende su desarrollo?

-causa eficiente. Esta causa responde a la pregunta ¿quién es el iniciador del cambio?

-causa final. Esta causa responde a la pregunta ¿para qué el cambio?



Por ejemplo, respecto a una estatua de Apolo en el Templo, su causa material es el mármol, su causa formal es el modelo o definición del Dios, su causa eficiente es el escultor y su causa final es el culto religioso.



¿Cuál es la causa última del movimiento de la Naturaleza? Una sustancia que escapa a él. Aristóteles la denomina "primer motor", mueve sin ser movido y consiste en acto puro, sin potencia alguna que realizar. Aristóteles introduce este tema debido a su definición de movimiento.



Del mismo modo que sólo puedes llegar a hablar inglés si hay alguien que lo habla en acto y que tomas como modelo, todo proceso físico consiste, como hemos visto, en pasar de la potencia al acto, y por tanto supone una realidad ya en acto. Sólo porque el fuego posee en acto el calor puede hacer que un cuerpo se caliente, es decir, que pase de la privación a la posesión del calor en acto. Considerando todos los movimientos de la Naturaleza, éstos suponen una realidad concebida como acto puro, sin potencias que realizar. Es aquello que mueve a la Naturaleza sin obrar sobre ella, como el objeto de amor mueve impasible al amante, nos dice Aristóteles. Es un Dios que no produce el mundo, sino que, impasible, sin conmoverse, "lo atrae hacia él como la tierra firme atrae a los que navegan por el mar" (Severino). Es su causa final.



4. La Ética.



La mirada de Aristóteles es la de un biólogo y a sus ojos la Naturaleza ofrece el espectáculo de un conjunto amplísimo de sustancias que no reposan en quietud sino que buscan sin descanso la realización de esa plenitud potencial que habita en cada una de ellas. Entre ellas se encuentra el ser humano.



El ser humano, como cualquier otro ser, busca en su vida realizar el fin que le es propio para alcanzar su plenitud. Determinar el fin propio de la vida humana es el objetivo de la Ética para Aristóteles.



Aristóteles parte en su ética de que el fin último de todos los seres humanos, aquel que buscamos por sí mismo y no por otra cosa, es la felicidad (eudaimonía). El problema viene al definir su contenido puesto que para unos reside en el placer, para otros en las riquezas, en los honores, etc.



Para determinar el contenido de la felicidad Aristóteles observa que la felicidad de los seres está en cumplir su fin propio. La del hombre estará por tanto en realizar las actividades que le son más propias, y lo más propio del ser humano es la razón. Por tanto el fin propio de la vida humana será vivir de manera racional. Esta vida racional, también llamada teórica o contemplativa, se caracterizará por el ejercicio de la actividad intelectual, siendo el intelecto o razón la parte más divina y excelente que hay en nosotros.



Pero Aristóteles sabe (Platón ya lo había subrayado) que el hombre no es sólo razón. Una vida dedicada a la contemplación sólo sería posible si el ser humano no tuviera necesidades corporales, económicas, etc. El ser humano no puede alcanzar plenamente esa felicidad absoluta, propia de un Dios, sino que ha de contentarse con una felicidad limitada. Para conseguirla necesita bienes corporales (como la salud, etc) y exteriores (medios económicos, posición social). Requiere además, y muy especialmente, la posesión de virtudes, es decir, de hábitos de acción racional que le permitan organizar sus pasiones y facultades adecuadamente.



Aristóteles distingue dos tipos de virtudes en el ser humano: intelectuales, que perfeccionan el conocimiento, y morales, que perfeccionan el carácter, el modo de ser.



Entre las virtudes intelectuales Aristóteles destaca la prudencia ( o “buen juicio”). A ella le corresponde determinar qué es lo correcto en el ámbito práctico de la conducta.



Las virtudes morales son hábitos de acción racional que nos facilitan elegir en cada caso lo más correcto y conveniente. Ahora bien, lo más correcto o conveniente consiste en un término medio (en relación a nosotros y definido racionalmente) entre acciones o actitudes extremas. Por ejemplo, el valor como virtud es algo intermedio entre la temeridad alocada y la cobardía. La moderación es algo intermedio entre el desenfreno y un rigorismo excesivo.



¿Cómo podemos llegar a poseer una virtud? ¿Cómo llegar a ser personas justas o buenas? Por los hábitos. Y los hábitos no son innatos, sino que se adquieren por la repetición de actos. Es practicando la justicia como nos hacemos justos, y no sólo mediante el conocimiento de aquello en lo que la justicia consiste.



En definitiva, la felicidad humana está en forjar el propio carácter adquiriendo hábitos de acción racionales o virtudes. Esta tarea requiere también cierto bienestar exterior, cierta posición social y una estructura estatal que permita la realización del justo medio entre los excesos y carencias del comportamiento humano.



5. La Política.



Si la Ética investiga cual es el fin propio del ser humano, la Política estudia al hombre como ciudadano y ambos saberes no son sino dos aspectos de un mismo conocimiento que se ocupa del bien humano. Esta identificación procede del carácter social de la naturaleza humana. Para Aristóteles solamente en el seno de la sociedad le es posible al ser humano alcanzar su fin propio, es decir, una vida feliz.



El ser humano es social por naturaleza debido a varias razones. En primer lugar, ningún hombre se basta a sí mismo. En segundo lugar, la naturaleza hace que nazcan hombres y mujeres que se unen en familias para satisfacer sus necesidades. Como una familia tampoco se basta a si misma nace la aldea y la unión de varias aldeas constituye la ciudad o polis, forma suprema de comunidad para Aristóteles. En tercer lugar sólo el hombre posee un lenguaje capaz de expresar lo útil y lo perjudicial, lo justo y lo injusto, siendo la justicia el fundamento de la sociedad.



La Polis es la forma más perfecta de comunidad y tiene como fin propio procurar una vida digna y feliz a sus ciudadanos. Esa finalidad se expresa en sus leyes y en su régimen político.



Aristóteles distingue tres tipos de regímenes políticos según el número de ciudadanos que gobiernan: la monarquía (cuando es uno quien gobierna), la aristocracia (o gobierno de “los mejores”) y democracia (gobierno de todos los ciudadanos). La corrupción de estas tres formas tiene lugar cuando se pierde de vista el bien común y se persigue el interés privado, dando lugar a la tiranía, la oligarquía y la demagogia respectivamente.



¿Cuál es la mejor forma de gobierno? Para Aristóteles depende de cada ciudad. Será la monarquía allí donde exista un hombre excepcional o la aristocracia si son varios. Pero como no son frecuentes esas condiciones, lo más práctico es un régimen mixto que sea democrático en las instituciones inferiores, aristocrático en la minoría rectora y monárquico en el poder supremo.

No hay comentarios: